La presión ejercida por Alemania y
la Unión Europea obligó a imponer duros ajustes en la economía española. ¿Hacia
dónde nos conduce la vía de la austeridad?
- El colapso económico español (1). De repente, somos pobres
- El colapso económico español (3). ¿Excesivo gasto?
- El colapso económico español (4). El ataque de “los mercados”
- El colapso económico español (5). Sobre el rescate bancario
- El colapso económico español (6). ¿Rescatar al país?
- El colapso económico español (7). Un futuro incierto
- El colapso económico español (y 8). Conclusiones finales
Nada más estallar la crisis, el entonces presidente, Rodríguez Zapatero, se entretuvo en negarla y subestimar sus efectos en lugar de trabajar para sacarnos de ella cuanto antes. Después, su gobierno intentó resolver la situación con medidas de gasto público improductivo que ofrecieron pésimos resultados, hasta que en mayo de 2010 su política económica dio un giro de 360 grados. La enorme presión de la Unión Europea, personificada en Angela Merkel, fue la causa. Desde entonces, comenzó en España la era de la austeridad. Y el gobierno popular ha profundizado este modelo iniciado por el PSOE que nos conduce al suicidio.
Para justificar este
camino, el poder político y mediático intenta hacernos creer que la causa del
incremento del déficit es el “elevado gasto público”, y han puesto de moda
términos como “despilfarro” o “recorte”, muy de moda actualmente y convertidos
en una especie de dogma incuestionable. Así,
nos transmiten la idea de que habíamos estado viviendo por encima de nuestras
posibilidades, que los gastos del Estado y las Comunidades Autónomas eran
insostenibles, o “que tendremos el Estado del Bienestar que nos podamos
permitir” (en palabras del presidente Rajoy). Algunos, incluso, han llegado a
acusar a los extranjeros de la situación que vivimos, cuando, según un estudio
realizado por la Fundación La Caixa, los inmigrantes aportan al Estado del
Bienestar más de lo que reciben de él. “Se calcula que
la alta tasa de actividad de los inmigrantes contribuirá a retrasar en
cinco años la entrada en déficit del sistema de pensiones, además de frenar el
envejecimiento poblacional”, indica
la nota de prensa referida al estudio.
Así pues, se nos insinúa
que no se pueden detener estos recortes porque, de lo contrario, nuestro país
podría quebrar. Sin embargo, numerosos expertos se han encargado de demostrar
que el gasto público no ha provocado la situación que vivimos ahora. Si así
fuera, ¿cómo nos permitió dicho gasto público alcanzar superávit y reducir el desempleo
al mínimo histórico en 2007?
En mayo de 2010, el ejecutivo de Zapatero llevó a cabo un ajuste de 15.000 millones de
euros, para lo cual tomó medidas como la reducción del sueldo de los
funcionarios, la subida del IVA o la congelación de las pensiones. Por su
parte, el actual gobierno popular se ha propuesto reducir el déficit público durante
este año del 8,5% del PIB (en realidad el 8,9%, debido a la desviación de las
CCAA gobernadas por el PP) al 5,3%. Para ello, ha llevado a cabo una reducción del gasto público en 32.000 millones
de euros y acaba de anunciar otro brutal ajuste de 65.000 millones, con
medidas que golpearán en mayor medida a los menos pudientes. Y, con el objetivo
de que el déficit no supere el 3% en 2013, el próximo año nos espera otro duro
ajuste en el presupuesto. ¿Por qué
hay tanta prisa en reducir el déficit público en dos años? ¿No puede ser en
tres, o en cinco, por ejemplo? ¿No hay partidas en las que recortar sin afectar
tanto al bienestar de la población? ¿Cómo puede ser que los ciudadanos no tengamos
un segundo de respiro mientras a los clubes de fútbol se les permite retrasar
el pago de sus deudas con
Hacienda hasta 2020?
Desde que se impuso la vía de la
austeridad, se ha reducido el gasto en Innovación y Desarrollo (I+D) y el
presupuesto en educación y sanidad; se ha rebajado el sueldo de los
funcionarios; se ha retrasado la edad de jubilación y se han congelado las
pensiones; se han recortado los derechos laborales y abaratado el despido; se
han encarecido las matrículas
universitarias; se ha eliminado la universalidad del sistema sanitario y se ha
impuesto el copago farmacéutico; se ha elevado el IVA y otros impuestos que
disminuyen el consumo y castigan proporcionalmente más a los pobres…Y un largo
etcétera. Incluso la UE, precursora de los recortes, ha advertido de que
la reforma laboral más agresiva de nuestra historia puede “provocar un aumento
del desempleo a corto plazo” (como ha ocurrido) y critica los contratos de
aprendizaje y el establecimiento de convenios laborales con un periodo de
pruebas. "Existe el riesgo de que las empresas
utilicen el periodo de prueba de un año para transformar este contrato en un
contrato temporal de hecho, de baja calidad y con costes de rescisión
nulos", señala la Comisión Europea en su informe.
Estos recortes tienen, claramente, una intención
ideológica: atacan a los más
pobres, evidenciando que lo que persiguen no es otra cosa qua la lucha de
clases. De esta forma, se pretende justificar la reducción del Estado del
Bienestar, la bajada de sueldos y la privatización de empresas públicas. ¿Por
qué, sino, no se reduce el gasto militar o las ayudas fiscales a la Iglesia?
¿Por qué mientras se recortaba en gastos sociales se eliminó el Impuesto de Patrimonio,
se ha rebajado el de Sucesiones y se ha aplicado una amnistía fiscal a quienes
defraudan a Hacienda? Vicenç Navarro demostró en el programa Salvados de La Sexta que hubiese sido más fácil ahorrar en gasto
militar o en ayudas a la Iglesia, entre otras partidas, que hacerlo en gasto
social. Y es que, según sus datos, el recorte de 600 millones de euros en
ayudas a la Dependencia practicado por Zapatero equivale a las subvenciones
para pagar a los profesores de Religión. ¿Por qué no corre la Iglesia con estos
gastos? Mientras, la congelación de las pensiones –también de Zapatero- supone
el mismo dinero que las últimas adquisiciones de aviones de combate para el
Ejército (1.500 millones de euros). “Desde que la
crisis se inició en 2007, la población española ha estado sometida a toda una
serie de políticas públicas que han significado un gran recorte de sus derechos
laborales y sociales, que han afectado de una manera muy notable al bienestar
social y a la calidad de vida de las clases populares”, señalan
Vicenç Navarro y Juan Torres.
El Impuesto de Patrimonio, que afecta a las personas más ricas del país,
fue suprimido por el gobierno de Zapatero en 2008 para ser nuevamente reintroducido en
septiembre de 2011 en una versión aún más light, de manera que se recauda cada
vez menos por este tributo para no molestar a los multimillonarios. Además, el
gobierno del PP ha dejado claro que no prorrogará la vigencia de esta norma cuando concluya en 2013, ya que fue establecida para un
periodo de dos años solamente.
Mientras, la amnistía fiscal aplicada por el
gobierno popular ha sido ampliada posteriormente para cubrir todo el dinero en metálico que no haya sido
declarado hasta ahora. Así, aquellas personas que tengan montañas de dinero
procedentes de actividades ilícitas, sólo tienen que afirmar que poseen ese
dinero desde 2010 para regularizarlo tributando un mísero 10%, cantidad muy
inferior a la que estas habrían defraudado. Además, el gobierno pretende que, en lugar de tributar por todos los capitales
reconocidos, los evasores paguen impuestos sólo por los beneficios logrados en
los tres últimos años, que es el plazo en que prescribe la ocultación de
capitales a la Agencia Tributaria. Así, podrán darse casos en que estos
contribuyan con menos de un 1% del dinero defraudado. Esta amnistía cuenta con el rechazo de la Organización
Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE), la cual considera que
"supondrá tasas efectivas de tributación ridículas para los grandes
evasores fiscales" y que incumple la legislación vigente en esta materia.
En este sentido, el PSOE ha presentado un recurso contencioso-administrativo
que ha sido admitido a trámite en la Audiencia Nacional.
Respecto a la Iglesia, hay que destacar
que no sólo se beneficia de los ingresos aportados por las personas que marcan
su casilla al declarar la renta. Esta cuenta también con una exención en el Impuesto de Bienes Inmuebles
(IBI), de manera que no aporta nada al Estado por los numerosos edificios
que tiene en su poder. Andrés
Gil estima en unos 45 millones de euros al año la cantidad que el gobierno
deja de recaudar por este concepto. Además, la Iglesia no sólo posee edificios,
sino que también participa en el negocio bancario, los medios de comunicación,
las editoriales de material educativo y tiene inversiones en Bolsa.
Por otra parte, la institución religiosa
recibe cuantiosas subvenciones por conceptos como la atención al culto en los
centros penitenciarios, conservación y restauración de bienes culturales,
sostenimiento de centros culturales y educativos, etc. De esta manera, según
los cálculos de Andrés Gil, la ayuda directa e indirecta del Estado a la
Iglesia alcanza los 5.165 millones de euros
aproximadamente. “Es decir, la mitad del recorte en sanidad y educación
previsto para 2012”. Izquierda Unida presentó en el Congreso una iniciativa
encaminada a eliminar los privilegios de la Iglesia y "abrir el camino
para su autofinanciación". Pero el
PP, CIU y UPyD tumbaron su propuesta. El presidente del gobierno señaló
que no cree oportuno modificar la fiscalidad de la Iglesia “con la que está
cayendo”. Mientras, el 80% de la población se muestra partidario de que la
Iglesia pague el IBI, según una encuesta
elaborada por Metroscopia para El País.
Otro dato sobre el que sería necesario
reflexionar: según un informe publicado por el diario online El Aguijón, que
cita como fuentes a "tres asesores de la Presidencia del Gobierno", en
España tenemos
445.568 políticos a cargo de la Administración. Mientras, otros autores
discuten la veracidad de esta cifra, y critican que dentro de la misma se
incluyen a muchos trabajadores que no son políticos, como los liberados
sindicales y patronales o los empleados de las empresas públicas y otras
organizaciones. Enrique Bethencourt, calcula
que el número real de cargos ronda los 100.000.
De ser cierta la cifra que publica El
Aguijón, seríamos el país europeo con
más cargos públicos por habitante de toda Europa, con una proporción que
duplicaría a la de Italia y Francia, por ejemplo. En todo caso, las Comunidades
Autónomas y los ayuntamientos son las administraciones a través de las que
acceden la mayor parte de los políticos colocados en la Administración, muchos
de ellos enmascarados bajo el cargo de “asesor”. Incluso, existen numerosos
casos en los que el asesor contrata a su vez a otras personas para asesorarle. ¿Tampoco
se podría haber recortado por aquí?
Así pues, es evidente que
los recortes podrían haber ido en otra dirección. Pero la intención verdadera es reducir, o eliminar, un Estado del
Bienestar que beneficia sobre todo a los más pobres. Para ello, el poder
político se apoya en los medios de comunicación, intentando convencernos de que
la causa de todo mal es el “excesivo gasto público”, y justificando así los
recortes. “Es de conocimiento universal que el cáncer
de la economía española radica en el desaforado gasto público surgido del
sistema autonómico que ahora padecemos”, escribió César Vidal. El objetivo que persiguen tales afirmaciones es
desmontar el Estado del Bienestar, recortar la protección social y privatizar
todo aquello que pueda interesar al sector privado.
También se critica la
magnitud del Estado y el gasto social, alentando su reducción, cuando en
realidad somos uno de los países
europeos que menos empleo crea en el sector público. Tenemos unos 3,1
millones de empleados públicos, lo que supone el 13,1% de la población activa,
uno de los porcentajes más bajos de la UE-15, donde la media es del 16%, señala
Juan Torres. “En los países
europeos cuyas economías son de las más competitivas y eficientes del mundo,
según la OCDE, ese porcentaje era aún mayor: 26% en Dinamarca, 22% en Suecia o
19% en Finlandia”, añade. Además, “el
porcentaje de la población adulta que trabaja en los servicios públicos del
Estado del bienestar español (sanidad, educación y servicios sociales entre
otros) representa sólo 9%, el porcentaje más bajo de la UE-15 (cuyo promedio es
del 15%)”, destaca Vicenç
Navarro.
“En nombre de cómo salir de la crisis se están
cometiendo tropelías y ataques a los derechos sociales, laborales y de todo
tipo jamás conocido en nuestra aun joven democracia. La crisis y como salir de
ella se ha convertido ya en el nuevo dios, patria o nación para en su nombre
machacar a las capas más vulnerables y justificar lo que no es más que la
imposición de los planteamientos que conforman el ideario de las derechas más
recalcitrantes, arcaicas y ultra liberales que gobiernan por Europa”. Julio Ruiz
Con los recortes en
sanidad y educación, pilares básicos del Estado del Bienestar, el poder
político pretende justificar la privatización de ambos servicios, muy
apetecibles para el capital privado. Y este es un objetivo en el que se lleva
mucho tiempo actuando. Así, entre 2004 y
2009, las subvenciones a la educación privada no universitaria se
incrementaron en un 30%, de manera que las aportaciones estatales han
llegado a alcanzar el 58,8% de los ingresos en las empresas que prestan este
servicio. Mientras, cada vez son más los españoles que hacen uso de la sanidad
privada, lo que sitúa a nuestro país como el segundo
de Europa que más gasta en este sentido, con un 26% del gasto sanitario
total.
Los ajustes practicados van,
poco a poco, ahogando las escasas posibilidades de recuperación. Y es que las
“reformas” practicadas por los gobiernos de este sistema bipartidista no sólo
no han mejorado la situación, sino todo lo contrario, dejando así patente su
verdadera intención. El descenso del consumo que han provocado, junto con la
ausencia de financiación a familias y empresas por parte de la banca, ha
triplicado las cifras de desempleo, que hoy rondan el 25%. Y el paro juvenil
alcanza el 50%, erosionando las posibilidades de una generación entera, la más
preparada. Por eso, cada vez son más los
jóvenes que optan por emigrar al extranjero en busca de un empleo acorde a su preparación.
Próximo
artículo: El colapso económico español (3). ¿Excesivo gasto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario