miércoles, 16 de diciembre de 2009

Atasco en Copenhague

 Estados Unidos pretende bloquear un posible acuerdo para evitar indemnizar a los países pobres por sus dos siglos de emisiones. El G-77 se niega a abandonar Kioto.



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El tiempo se acaba en Copenhague y las negociaciones siguen aún estancadas. Yvo de Boer, secretario de la ONU para esta Cumbre, ya reconoció el martes que las negociaciones avanzan "muy lentamente". El martes se barajaron varios borradores de acuerdo, pero ninguno de ellos contenía cifras concretas de reducción de emisiones ni especificaba el grado de obligatoriedad del proyecto. “Los países ricos no se han mostrado hasta ahora dispuestos a ceder en financiación climática o en metas de reducción de emisiones", manifestó Jeremy Hobbs, de Oxfam Internacional. "Necesitamos con urgencia que los líderes del mundo cojan el toro por los cuernos y resuelvan estos temas ahora", añadió.  

Falta voluntad para salvar el planeta. Como ha recordado el presidente venezolano, Hugo Chávez, "si el clima fuese un banco, ya lo habrían salvado". "No tenemos otro año más para discutir, la naturaleza no negocia con nosotros", advirtió el secertario general de la ONU, Ban Ki-moon. A partir de hoy entran en escena los ministros de gran parte de los países del mundo. Por su parte, los líderes de 110 naciones llegarán mañana jueves a Copenhague y dispondrán de apenas 24 horas para llegar a algún acuerdo que permita salvar el planeta. El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, aún no ha confirmado cuándo asistirá a la capital danesa.

Todd Stern

Lo cierto es que el principal obstáculo para el logro de un acuerdo son los dos principales países contaminantes: Estados Unidos y China. Mientras el gigante asiático se niega a que la ONU audite sus emisiones, Estados Unidos se escuda en esta negativa china para ocultar que no pretende presentar un plan de financiación a largo plazo dirigido a los países en vías de desarrollo porque sabe que el Senado norteamericano lo vetará. Y es que China es un país en desarrollo, y la Administración estadounidense se niega a que dinero suyo vaya a parar a su principal competidor comercial. "No veo dinero público de EE UU destinado a China", afirmó Todd Stern, quien además añadió que no piensan "reparar ni pagar ninguna deuda" por sus emisiones durante todos estos años. Pero los países en desarrollo, y China está entre ellos, exigen dichos fondos y la transmisión de nueva tecnología para limitar sus emisiones.

Para tratar de llegar a un acuerdo con Estados Unidos, la Unión Europea propuso la idea del alcanzar otro acuerdo que sustituya a Kioto, pero el G-77 se niega en rotundo a aceptar esto. Kamel Djemouai, portavoz del G-77 afirmó que “esto supondría la muerte de Kioto, el único documento legalmente vinculante que existe. El próximo tratado deberá ser ratificado y hasta que entre en vigor, pasarán más de los siete años que se tardaron con Kioto". Y es que el Protocolo de Kioto es el único acuerdo internacional que obliga a los países ricos a reducir sus emisiones, y es a lo que se agarra el G-77 para evitar que los países desarrollados traten de eludir sus responsabilidades. Sin embargo, la posibilidad de que el resto de países se sumen a Kioto ni siquiera se ha contemplado. "No firmaremos Kioto ni nada que sea igual pero con otro nombre", dejó claro el enviado de Obama, Todd Stern.

Mientras, las organizaciones ecologistas se muestran bastante pesimistas. "El país más rico del mundo y responsable de las mayores emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo de la historia está provocando un serio retraso y una caída en espiral en las negociaciones de Naciones Unidas sobre el clima", afirma Greenpeace.  "Si Obama no pone nuevos objetivos de reducción de emisiones y nueva financiación a largo plazo sobre la mesa esta semana, será recordado como el líder que provocó el fracaso de Copenhague y que garantizó el caos climático", declaró Damon Moglen, responsable de la campaña Cambio climático de Greenpeace EEUU.

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