domingo, 3 de febrero de 2013

El colapso económico español (y 8). Conclusiones finales



Nuestros gobernantes se niegan a dar marcha atrás al suicidio social que vienen provocando con esta crisis. Mientras el descrédito hacia ellos crece y la corrupción les acorrala, se empeñan en mirar hacia otro lado.
Marchamos por un camino que nos conduce inexorablemente al abismo. La población se encuentra actualmente atrapada en las garras de “los mercados”, una especie de poder mundial que especula a diario con nuestro futuro en la Bolsa gracias a la complicidad de las instituciones nacionales e internacionales. “El Banco Central Europeo está haciendo el trabajo sucio desde hace meses, dejando que los especuladores se ensañen sin hacer nada para evitarlo, pero no se puede decir que sea el único responsable”, añade Juan Torres. Los gobernantes europeos, los únicos que tienen en su mano acabar con esta dramática situación, se niegan a mover un dedo para aliviar el sufrimiento causado a millones de personas en todo el continente. Es más, con la excusa de una crisis provocada por “los mercados”, están derribando conquistas sociales cuya consecución costó décadas

Así, la actual crisis económica se ha revelado como la mejor excusa para saquear países y desproteger a los más necesitados. Desde que ésta comenzó, prácticamente todas las medidas tomadas han supuesto un ataque a las clases populares. Es evidente que estas no están pensadas para el bienestar de la sociedad, ya que empeoran su situación. Esta senda de la austeridad impuesta por Europa es, según Manuel Ballbé y Yaiza Cabedo, “una truculenta estrategia del Gobierno y la banca alemana para desvalijar al sur de Europa con el fin de tapar el enorme agujero financiero alemán”. En varios países europeos, este camino está provocando un enorme deterioro que afecta sobre todo a los más necesitados. Pero, en lugar de atender las demandas de la población, los mandatarios españoles y europeos se empeñan en gobernar de espaldas a la ciudadanía, obedeciendo a las exigencias de “los mercados”.  
 

Existe un plan que lo que pretende es establecer en el Sur de Europa, desde la zona de los Balcanes, zonas de comercio con mano de obra barata, salarios bajos, empobrecimiento de los obreros, recorte de los derechos laborales para convertirnos en las zonas de producción paupérrima desde donde puedan competir con China y los otros países asiáticos”. Yannis Panagopoulos, presidente de la Confederación General de Trabajadores de Grecia (GSEE).
Las consecuencias en España

Por su parte, nuestro país ya comienza a mostrar los efectos más graves de la injusta austeridad neoliberal. Las políticas adoptadas en los últimos años están suponiendo un auténtico suicidio social: más desempleo, reducción de sueldos, recortes de prestaciones sociales, subidas de precios, etc. “[Con estas medidas] a Rajoy le cabe el triste mérito de haber llevado a España a ser la sociedad más desigual de la eurozona, demostrando así que el resultado efectivo de sus políticas no es otro que devolver a los grupos oligárquicos los pocos privilegios conseguidos en el franquismo que habían perdido en la etapa democrática, critica Juan Torres. “Parece totalmente injusto ahorrar sobre los servicios públicos como educación y sanidad para reembolsar una deuda con el fin de aliviar un déficit que benefició a los más acomodados”, añaden Yves Julien y Jérôme Duval.


El pasado 4 de enero falleció en Málaga un hombre que prendió fuego a su cuerpo ante la desesperante situación que padecía, pues afirmó no tener “ni para comer”. Apenas dos semanas antes, una mujer se había arrojado desde el balcón de su casa tras recibir una orden de embargo. También dos comerciantes decidieron quitarse la vida en Baleares al no poder afrontar sus gastos. 

Mientras esto ocurre, nuestros gobernantes nos mantienen a las puertas de un rescate que podría profundizar aún más el despojo a las clases populares. No parece que la situación vaya a mejorar si continuamos por este camino. Es una incoherencia recortar injustamente en política social mientras se evita perseguir a los grandes defraudadores o se malgastan enormes cantidades en guerras. También resulta vergonzoso ver cómo nuestros representantes políticos, sin apenas disimular, premian y protegen a quienes provocaron esta situación a la vez que exigen a la población enormes esfuerzos. Unos se quejan de la herencia recibida (PP), mientras otros intentan hacernos olvidar que su gestión de la crisis tampoco fue mucho mejor (PSOE). En este sentido, el sindicato vasco ELA y el gallego CIG han denunciado por prevaricación al presidente Rajoy y a sus dos antecesores, Zapatero y Aznar, juntos con sus ministros de Economía y los gobernadores del Banco de España, a quienes responsabilizan “del mayor saqueo de España”.


Además, el colapso de la economía está sacando a relucir una enorme crisis institucional. El sistema político se encuentra, más que nunca, en entredicho. El descrédito y la desconfianza de la sociedad respecto a los políticos están superando los límites esperados. De esta manera, prácticamente nadie confía en la voluntad de nuestros mandatarios por resolver esta situación. Y es que los partidos mayoritarios no piensan en el bienestar de la población, si no en asegurar los beneficios de la banca y las grandes empresas. Prueba de ello es que dos ex presidentes y  veinte ex ministros trabajan hoy para enormes corporaciones. "Que mande más la banca que la gente que nosotros elegimos (democráticamente) tiene guasa", ironizó José Chamizo, Defensor del Pueblo en Andalucía, en el programa de Canal Sur Pido la palabra


Vergara. 2011
De manera que nuestra democracia se reduce a la posibilidad de votar cada cuatro años para que se alternen en el poder PP o PSOE, los beneficiarios de la injusta legislación electoral. Los grandes partidos se han especializado en hacer lo contrario de lo que prometen a sus votantes durante la campaña electoral. “Subir el IVA es un sablazo de mal gobernante. Es un disparate en tiempos de crisis subir los impuestos, y sobre todo subir los impuestos al consumo”, declaraba Rajoy en marzo de 2010, para posteriormente hacer lo que tanto criticó. Cada día hay menos diferencias entre los dos grandes partidos, de manera que los ciudadanos no tenemos alternativa al tipo de políticas que ambos están desarrollando desde hace décadas. 
“La impunidad con que actúan los banqueros también debilita la democracia, o mejor dicho, indica qué escasa y falseada es la que tenemos, porque la democracia real es incompatible con la total ausencia de rendición de cuentas con que vienen actuando no solo los responsables de la banca sino la clase política que los protege. Y, por supuesto, echa por tierra la confianza en instituciones básicas para la convivencia”. Juan Torres.

Por su parte, los sindicatos carecen de legitimidad y credibilidad tras haberse plegado durante años a los designios del poder político y económico. Son una de las muchas instituciones que necesitan renovarse y redefinir sus objetivos tras años de complicidad con un poder económico que saquea día tras día el país y amenaza nuestro futuro. Poco podemos esperar también de los medios de comunicación. El tratamiento que otorgaron a la última huelga general es una de las muchas muestras de su respaldo a las medidas que se están tomando últimamente. Al margen de si los ciudadanos deciden manifestarse o no, ¿a qué viene tanto ataque contra la huelga?  ¿Acaso no hay motivos para manifestarse?

Este injusto sistema bipartidista parece no tener en cuenta que somos el país que más puestos de trabajo destruye, que tenemos la tasa de desempleo más alta de Europa y que nuestro salario es uno de los más bajos del continente. En cambio, saben muy bien que las medidas que promueven están provocando que muchas personas pierdan su empleo, su casa o, incluso, su vida. “Y por eso son criminales que deberían ser juzgados y condenados si es que en el mundo y en nuestro país hubiera un poco de justicia”, señala Juan Torres. Aún no hemos visto a ningún dirigente o banquero pagar con cárcel su enorme irresponsabilidad en el origen de esta situación.


Casos de corrupcion en España/elventano.blogspot.com.es
Más de 300 políticos españoles se encuentran actualmente imputados por corrupción. No dejan de aparecer en los medios de comunicación casos que involucran a representantes políticos, sobre todo pertenecientes a los dos grandes partidos. Pero estas organizaciones no suelen condenarles públicamente ni expulsarles, sino que más bien les protegen de la presión exterior. Según una encuesta de Metroscopia, el 95% de la población considera que los partidos protegen a sus militantes corruptos. Así, mientras la corrupción les acorrala, estos prefieren mirar para otro lado. 


Además, muchos de los políticos corruptos se benefician de los generosos indultos que nuestros presidentes suelen conceder (se cuentan por miles en cada legislatura). "En España hoy los políticos que se corrompen tienen tres posibilidades: la amnistía fiscal, conseguir que el fiscal pacte con la defensa para no tener que responder de sus delitos --como en el 'caso Pallerols'-- o que el Gobierno les indulte", critica el diputado de UPyD Carlos Martínez Gorriarán. “Esa élite ha construido un sistema de representación política que, en la práctica, bloquea cualquier renovación. Ha llegado la hora de dinamitarlo”, critica Alberto Sicilia.


La actual Ley de indulto procede del año 1870, es decir, casi un siglo anterior a la Constitución vigente. Ningún gobierno ha querido modificar una figura jurídica que permite, sin dar explicación de ningún tipo, "exculpar a corruptos y amiguetes", en palabras de Gaspar Llamazares (IU). Se trata de una norma incompatible con un sistema democrático. Los delitos contra la Administración Pública (malversación de caudales públicos, prevaricación, cohecho, etc.) son los más perdonados. Entre 2000 y 2012 fueron indultados 107 malversadores y 25 prevaricadores

¿Queremos y podemos cambiar esta situación?


Las peores consecuencias de esta crisis económica siguen golpeando a las clases populares. Es más, nuestras condiciones de vida están siendo injustamente modificadas con la excusa de la crisis económica que nosotros no hemos provocado. Mientras, gran parte de la sociedad permanece inmóvil, como si nada estuviera pasando. La gente está enfadada, si, y también resignada con el orden actual de cosas. Pero nada más. Hay mucho conformismo y desconfianza respecto a las posibilidades reales de cambiar la situación. Parece que no hay alternativa. ¿Tenemos algo previsto, más allá de salir un rato a la calle o tuitear como locos? ¿Alguna alternativa política sólida, una propuesta capaz de sumar fuerzas para ser mayoritaria y construir algo mejor?”, señala Isaac Rosa.

El aguante del pueblo español me sorprende. Todavía no se ha hecho lo que hay que hacer de verdad, que es tomar la calle. Pero tomarla, no salir a dar una vuelta, porque lo que están haciendo es una auténtica vergüenza para el futuro de nuestros hijos. Esto no tiene vuelta atrás”. El Gran Wyoming, presentador de televisión.  


Además, millones de personas siguen sin enterarse de lo que está ocurriendo realmente, debido a la desinformación mediática. Quizá sea este desconocimiento el que impide la proliferación de alternativas para revertir el enorme despojo que estamos sufriendo. Si una parte importante de la población tomara conciencia de la extrema gravedad de la situación que vivimos y de cómo se está echando a perder nuestro futuro, no sería extraño ver a millones de personas manifestándose en la calle. Ya ocurrió en Argentina en 2001 o en Islandia en 2008, cuando el clamor popular obligó a los partidos políticos a cambiar el sentido de sus medidas económicas. Hasta ahora, el movimiento 15-M y el Frente Cívico Somos Mayoría (impulsado por Julio Anguita) han sido las únicas apariciones destacables. El primero de ellos ha realizado algunas acciones meritorias, pero por el momento carece de la legitimidad y el impacto necesarios para cambiar el orden de cosas. 

“Pobre España y pobre pueblo español, tan silencioso y obediente. Vibra de patriotismo cuando gana La Roja pero enmudece cuando le roba una potencia extranjera o cuando su gobierno le miente y le traiciona”. Juan Torres.

Este corrupto régimen bipartidista debe concluir. “Es el momento de acabar con la élite política que nos ha gobernado desde la Transición. Llevamos tres décadas gobernados, esencialmente, por miembros de la misma tribu, destaca Alberto Sicilia. Si no preparamos algo para esa eventualidad, los escenarios post-derrumbe pueden ser dos: o una reconstrucción desde dentro del propio sistema (otra “transición”), donde todo cambie para que todo siga igual; o su sustitución por algo incluso peor”, añade Isaac Rosa. No debemos olvidar que el clamor social podría obligar a nuestros mandatarios a llevar a cabo importantes cambios. 


“Nada de desánimo, ni miedo. Puede que estemos ante una oportunidad histórica y no nos estemos dando cuenta. Puede que la magnitud del derrumbe nos abrume, y nos impida pensar en ese día después. Y también puede que el bombardeo que estamos sufriendo, eso que llaman crisis, nos impida dedicar energías a otra cosa que defendernos”.Isaac Rosa.

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